La única verdad es la que cada uno vive, pues no te la contaron, la gozaste, la sufriste, te dejó aprendizaje, dolor o solo pasó.

En mi caso, nací en 1950, transcurrió mi vida hasta los 17 años en Santa Ana y a los 18 papá decidió que debía ingresar a la Escuela Militar. Seis meses duró esa aventura, y luego ingresé a áreas comunes en la UCA .
Empezaba a relacionarme con familiares en San Salvador, quienes me enteran de que mis primos, estudiantes de bachillerato en el Externado San José, eran enviados a desarrollar servicio social a las colonias marginales, lo cual no me parecía mal, pero era preocupante que algunos sacerdotes inculcaran en sus alumnos discursos de odio en los que acusaban a sus padres de ser los culpables de la pobreza que esas personas sufrían.
Desde mi nacimiento hasta 1968 los medios de difusión la radio, la prensa y la T. V. eran un oligopolio que proveía la información local aprobada por los gobiernos militares y sus financistas, la oligarquía.
Del exterior dependían de la información de agencias internacionales y para ello debías contar con medios para pagarla, como: France Press, EFE, UP y otras.
Esta información moldeaba la mente de mayores y jóvenes y destacaba entonces las atrocidades que la revolución cubana ejecutaba, acompañada de una constante polarización política entre capitalismo y comunismo.
Los gobiernos militares, al servicio de la oligarquía salvadoreña, se mantenían en el poder desde el golpe de Estado de 1959, el que depone al coronel José María Lemus.
Diez años transcurrían desde entonces y la inestabilidad del país crecía a tal grado que se declara la guerra a Honduras, acto que, si bien unifica a los salvadoreños, solamente dura 100 horas, dándose un acontecimiento por pocos conocido y en el que Schafik Hándal resulta catapultado a la secretaría del partido, al apoyar a la Fuerza Armada, renunciando al cargo el entonces secretario del PC, José Cayetano Carpio, quién no respalda el ir a la guerra.
Nadie previó que las diferencias entre estos dos líderes, Hándal y Carpio, serían de gran revuele antes de negociar la paz.
Carpio se inclina por la victoria militar y recibe apoyo de Mélida Anaya Montes, lideresa del Bloque Popular Salvadoreño.
Esta disidencia en la cúpula guerrillera solo podía zanjarse con una purga. En abril de 1983 son asesinados Mélida y Cayetano, al mismo tiempo Hándal consolida la dirección de los grupos de guerrilla, quedándole expedito el camino a la negociación de la paz.
En El Salvador, desde 1959, los gobiernos norteamericanos imponen a los militares como gobernantes, justificándolo con el evitar la penetración comunista. Consolidaos estos se les ordena reprimir con los cuerpos de seguridad a los políticos que se oponen a los gobiernos militares.
Esto facilita la polarización política, las campañas de odio, se desestabiliza el país y por ende se reduce la productividad. Desde el exterior se ordena el golpe de Estado, habiendo los salvadoreños caído en la trampa de la guerra que conduce a matarnos entre hermanos.
El Salvador era conducido por la ruta de destrucción sufrída en el Cono Sur y Nicaragua, en donde el negocio de la guerra, el endeudamiento de gobiernos y la dependencia crediticia conducen al a perder la soberanía.
En nuestro El Salvador, la proyección de establecer un régimen socialista fracasa, pues el liderazgo nacional surgido derrota al sistema socialista impulsado por Washington para coloniza América.

Esta es otra parte de la vida que viví y de ella doy testimonio en la obra LOS GUERREROS DE LA LIBERTAD cuya tercera edición fue publicada en 2020.
Sí, me había casado, tenía dos hijas y el terrorismo asolaba El Salvador, y si bien muchos abandonaron el país, mayor fue el número de los que decidimos ofrendar nuestras vidas si era necesario por preservar lo que teníamos, muchos ya no están con nosotros, y yo agradezco a Dios por ser privilegiado y poder compartirles este relato.
Si bien nuestra victoria fue parcial, en El Salvador no sucumbió el plan colonialista. El precio ha sido alto, casi 200,000 vidas sacrificadas; pero con orgullo podemos decir que continuamos por nuestra soberanía económica y política, rechazando la corrupta injerencia extranjera y agradeciendo el acompañamiento del Salvador del Mundo.